En el año 570 (d.C) nacía el último mensajero de Dios, Muhammad (BPUH) para liberar al ser humano de la podredumbre en la que estaba; casi todos los valores que habían enseñado los profetas anteriores a él, habían sido anquilosados y soslayados, a tal grado que Dios para dar otra oportunidad a los hombres y mujeres envió a su último mensajero, quien surgió en medio de una “sociedad” en donde el juego, la corrupción sexual, la mentira, el asesinato, el entierro de las hijas mujeres por ser una deshonra a la familia y la idolatría eran practicados.

Muhammad (PBUH) el último mensajero de Dios, tenía la misión de salvar al hombre de la corrupción en la cual estaba hundida, comenzó la profecía el año 610 (d.C.) a la edad de 40 años. Desde que vino a este mundo estaba predestinado para esta misión tal cual mencionan los relatos históricos; pues desde su nacimiento sufrió la pérdida de sus seres queridos como su padre, quien murió meses antes de que naciera, así como su madre a la edad de 6 años, quedando al cuidado de su Abuelo Abdul Muttaleb (P), quien también fallecería dejándolo al cuidado de su hijo Abu Taleb (P), quien lo amó más que a sus propios hijos. Desde que era niño fue reconocido por los sabios como el futuro Profeta de Dios, como adolescente y ya más tarde como adulto demostró tales cualidades morales siendo apodado como “Amin” el hombre correcto, el justo, el que no miente, tal fue su moral, su ética y su espiritualidad que como mercader bajo las órdenes de Jadiya (SA) una de la mujeres más ricas de aquella época en Meca, se ofreció como su esposa cuando él contaba con 25 años y ella con 40, sellando su amor en matrimonio, siendo  la primera musulmana que ayudo desde sus inicios a la sociedad islámica que tomo forma, bajo su protección y  asistencia.

Una de las grandes civilizaciones en el mundo es el islam, pues es la religión que cuenta con casi  1500 millones de fieles en todo el orbe y que de la mano del enviado de Dios desde hace 1400 años, ha logrado iluminar las ciencias, las artes y por sobre todo la espiritualidad, instaurándose hoy muchas sociedades, comunidades y países tales como Indonesia que sin ser árabe hoy cuenta con más de 225 millones de musulmanes siendo una muestra de la diversidad islámica, por otro lado, la emergencia de países constitucionalmente islámicos se han convertido en modelos reales de análisis respecto al origen de otros estados con una raigambre en los principios coránicos, naciones que en su sistema político (ejecutivo, legislativo y judicial) obedecen a normas, axiomas y principios delineados en el Corán, así por ejemplo, en la constitución de la República Islámica de Irán “todas las leyes y decretos civiles, penales, fiscales, económicos, administrativos, culturales, militares, políticos y otros cualesquiera deberán ser promulgados basándose en los preceptos islámicos”, siendo que “este principio tiene absoluta prioridad sobre todos los principios de la Constitución y sobre otras leyes y decretos (Art. 4); pues está cimentada “en el Dios único y en la especifidad de la soberanía del poder de legislar y en la necesidad de someterse totalmente a Él” (Art. 2).

Hoy en el mundo, se han constituido muchos estados que en su estructura aún mantienen los legados de la ciudad del Profeta Muhammad (BPUH), esos principios rectores que sistematizan y ordenan la sociedad se debe al modelo de la primera comunidad islámica en el mundo; Medina, la ciudad del Profeta de Dios. Fue desde este lugar que las enseñanzas, los modos, los usos y las costumbres se expandieron a todas las partes del mundo, siendo un paradigma para otras comunidades; ya que éste antes de ser habitado por Muhammad (BPUH) y los musulmanes nunca tuvo las condiciones para alcanzar este rango.

La emigración (Hégira; en árabe: الهجرة; en español: emigración) forzada del Profeta de Meca a Medina en el año 622 (d.C.), marca un hito importante en la historia de la civilización islámica, pues desde aquí comenzaron los albores del islam como una comunidad, así como sus estructuras civiles, sociales y gubernamentales, ya que fue el momento cúspide de la historia del islam, porque se presentaba al mundo una nueva forma de estado y comunidad regentado por el Profeta de Dios  bajo los principios divinos establecidos en el Corán; pues allí se cristalizó y se puso en movimiento lo que Dios había manifestado a su pueblo cuando les dijo: “Sois la mejor comunidad humana que jamás se haya suscitado: ordenáis lo que está bien, prohibís lo que está mal y creéis en Dios. Si la gente de la Escritura creyera, les iría mejor. Hay entre ellos creyentes, pero la mayoría son perversos”. (Corán 3:110).

Es fundamental analizar acá el rol que tuvo el Profeta; pues mientras Dios le revelaba su palabra, el mensajero la consolidaba en los hechos, ya que desde Medina comenzó a expandir su gobierno a toda la península arábiga, parte de África, Asia y más tarde a Europa (España el califato del Ándalus). El gobierno que fundó era fuera de serie; ya que él aparte de ser “Jefe de Estado” era el Profeta de Dios en la tierra, por tanto, su gobierno no solo era civil, sino divino.

Todos sus reglamentos, ordenanzas, directrices, leyes y mandatos estaban estrictamente enmarcados en las leyes divinas siendo que todo este conjunto normativo tenía una característica; era moldeado desde el contexto mismo de una sociedad común como lo fue Medina, pues no debemos olvidar que en estas tierras antes de la llegada del islam, no solo habitaban musulmanes quienes antes de establecerse el islam iban a la Meca cuando estaban anoticiados de la presencia del enviado de Dios, en tal sentido Medina contaba entre sus habitantes a cristianos y judíos con quienes luego de la instauración del gobierno de Dios se entabló relaciones de respeto y fraternidad, siendo éste uno de los ejemplos de paz y convivencia con otras creencias.

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Estructurar la sociedad civil islámica desde sus inicios no fue un trabajo sencillo, más aún con la presencia del Profeta; pues los enemigos desde la Meca aun tenían el objetivo de eliminarlo físicamente por ende a la ummah (comunidad Islámica). En esa línea tejer la sociedad también significaba borrar y erradicar la ignorancia que era uno de los principales enemigos, es por eso que el enviado de Dios enseñaba los derechos del trabajador cuando cultivaba o construía, así como con la moral cuando hablaba e impartía justicia entre musulmanes y no musulmanes (cristianos o judíos).

La consolidación de la sociedad Islámica rompía y sepultaba los viejos esquemas tribales no por la fuerza; sino por el amor cuando dentro de ella se enseñaba a leer o se libertaba a un esclavo demostrando que ante Dios todos somos iguales “que no hay diferencia entre árabes y no árabes, entre blancos y negros, entre ricos o pobres; ya que desde el comienzo, el Islam demostró que no fue un llamado al nacionalismo árabe, tenemos a Bilal el etíope, Suhaib el bizantino y a Salman el persa, como las personas más allegadas al Profeta Muhammad; ya que dijo el Profeta: “Todos los hombres son iguales como los dientes del peine del tejedor” y agregó “No hay diferencia del blanco con el negro y del árabe sobre el no árabe”, y esto no lo dijo en la era de la democracia, lo dijo mil cuatrocientos años antes, mientras fundaba un estado, en una época en que los reyes y emperadores se refugiaban en sus torres y palacios lejos de los pueblos.” (2)

Esta estructura administrativa y gubernamental para seguir fortaleciéndose requería la presencia de más creyentes, en ese sentido por la invitación que extendía los musulmanes y sus familias emigraban a la ciudad del Profeta, estas migraciones tuvieron sus consecuencias; ya que con la presencia de los mequinenses (Al-Muhayirin (3)) a Medina sus habitantes originarios (Ansar (4)) entraron en disputa por su presencia, pues se veían disminuidos y rebasados, este fue uno de los problemas estructurales en lo que respecta a la unidad de los musulmanes y que para la pacificación el Profeta debería dar una respuesta, porque se trataba de la primera comunidad Islámica en el mundo.

Las disputas que se daban eran entendibles, pues esa comunidad en sus inicios aún estaba estructurando normas respecto a la emigración y la nacionalidad, en tal sentido aquí surge un elemento fundamental que es el de la unidad islámica, ya que para solucionar tales problemas (Muhayirin Vs. Ansar) Muhammad (PBUH) estableció la nación del Islam, siendo esta la columna vertebral de la civilización islámica hasta nuestros días. Fue tal el éxito de esta etapa que emergieron leyes entre los nativos y emigrantes, que para su supervivencia como comunidad debían estar unidos en una sola nación y que para la solución de sus controversias ya no operaban las leyes de sus clanes; sino las normas divinas bajo la regencia del enviado de Dios, emergiendo así el derecho islámico cuyas normas, leyes y reglas estaban en el marco legal divino y ya no el de las tribus.

Las normas jurídicas cada vez iban tomando forma, así por ejemplo el asesinato a otro musulmán por algún motivo era sancionado, pudiendo solo ser absuelto por los padres de la víctima, esta evolución social y jurídica se fortalecía a medida que el Profeta regentaba más a la sociedad, no solo con su presencia; sino con sus acciones como por ejemplo cuando veía que los musulmanes construían la mezquita en Medina, siendo el Profeta levantaba piedras, cortaba paja, así como preparaba el lodo para su construcción, dándose a entender con ello que el regente de Dios en la tierra ayudaba a los musulmanes, entendiéndose así que todos son iguales y que debían ser solidarios con sus compañeros, con el oprimido, así como consigo mismos.

A medida que crecía la comunidad se fueron introduciendo diversas leyes en muchas áreas no solo penales, sino civiles, comerciales, así como leyes de carácter internacional (público y privado); pues una vez que la sociedad interna estaba regulada las relaciones de los musulmanes pasaban las fronteras de Medina necesitándose pactos, tratados de paz y declaratorias de guerra para proteger la joven nación en Medina.

El Profeta Muhammad (BPUH) aparte de ser el enviado de Dios, era jurista, estratega y guerrero, no solo observaba u ordenaba a su ejército; sino estaba en pleno campo de batalla junto a su espada y sus hombres, así como después estaba firmando tratados de paz con los vencidos, siendo en definitiva un hombre íntegro con una raigambre pura hacia Dios, pues era muy consciente y cuidadoso con cada decisión que tomaba para la comunidad, por eso es que hoy el islam ha salido de las fronteras de la península arábiga para establecerse en todas partes el mundo; ya que este mensajero de Dios fue un hombre ejemplar, un estadista, un jurista, un modelo espiritual y moral, quien desde los albores de la comunidad islámica formó y consolidó la ummah islámica, que hoy no solo está en los países árabes; sino en todas partes del mundo, pues quienes reconozcan sus aportes vitales a la humanidad ya no son solo de aquella comunidad prístina en Medina, sino de la Civilización Islámica creada y fundada por Muhammad (BPUH) el amado de Dios.

Notas:

1- Teólogo, jurista e investigador especialista en religiones comparadas por la Universidad Internacional “Al Mustafá” en la Santa Ciudad de Qom-Irán y miembro de la Asociación de la Comunidad Islámica Ahlul Bait de Bolivia (ACIABOL).

2- SAAVEDRA, Alfaro Sdenka, “Derechos Humanos en el Islam: una respuesta a este mundo de injusticia” en https://es.shafaqna.com/2020/06/06/derechos-humanos-en-el-islam-una-respuesta-a-este-mundo-de-injusticia/

3- Musulmanes conocidos como “emigrantes” porque tuvieron que emigrar abandonando su ciudad natal en Meca e irse a Medina

4- Musulmanes de la ciudad de Medina que recibieron a los Muhayirun como sus hermanos en la fe y los defendieron contra los ataques del enemigo

https://es.shafaqna.com/2020/11/03/medina-los-albores-del-gobierno-la-cultura-y-la-sociedad-en-tiempos-de-muhammad-bpuh/