Sdenka Saavedra Alfaro (1)

La designación del Profeta Muhammad (PBUH) como el último enviado de Dios, que tuvo lugar el 27 del mes de Rayab, día que se produjo la primera revelación, de acuerdo a la escuela shiíta, día que es denominado Mab´az (palabra árabe que significa designar, resucitar, elegir o enviar, es decir; enviar una persona de parte de Dios para invitación divina al ser humano), el Eid al Mabaas o la fiesta de Mabaas es el día que el Profeta del islam fue designado de parte de Dios como el último Profeta (2), no sólo es para los musulmanes una de las festividades más grandes, sino que es para el mundo entero; pues en realidad la historia misma del islam se inicia el día en que Muhammad es designado Profeta (3), y es que precisamente ese día en el que Muhammad fue elegido para guiar a la humanidad al monoteísmo y la moralidad, y en el que escuchó la voz del ángel que le decía: “Ciertamente eres el Mensajero de Dios”, asumió una gran responsabilidad, la misma que también tuvieron los profetas que le precedieron como Abraham, Moisés, Jesús, David, Juan, Zacarías, Elías, Jacob y José, que la paz de Dios sea con todos ellos.
Al respecto dice el Sagrado Corán: “El espíritu fiel, el ángel Gabriel, lo trajo del cielo y lo depositó en tu corazón, para que seas uno de los amonestadores” (26: 193, 194).
Pues debemos reconocerlo, Muhammad (PBUH), hizo una gran transformación en la historia de la humanidad, tras su revelación profética, ya que siempre se distinguió por sus características opuestas a las normas generales que regían en la Arabia de aquel tiempo: En una sociedad idólatra y supersticiosa, él era monoteísta y rechazaba las falsas creencias; en una sociedad donde sobraban los juegos de azar y las bebidas embriagantes, él jamás se acercó a ellos; en una sociedad que amaba la música, las danzas, la poesía sensual, él siempre las rechazó; en una sociedad que menospreciaba a las mujeres, él las valorizó y estableció para ellas numerosos derechos; en una sociedad racista, él defendió la igualdad de todos los seres humanos; en una sociedad donde abundaba la corrupción, la estafa y el robo, él fue llamado «Al Amín» (El digno de toda confianza).
Durante veintitrés años, trece en La Meca y diez en Medina, predicó un mensaje que proclama la igualdad ante la ley de todos los seres humanos, sin diferencia de raza o condición social. La dignidad de la mujer, su derecho al estudio, al trabajo remunerado, al usufructo de su propia riqueza, al matrimonio y al divorcio. Y ese mensaje fue el islam. Pero no ha traído una religión nueva, sino que le dio continuidad al Mensaje de todos los Profetas anteriores, siendo él, el último de ellos; pero cuyo mayor milagro fue el Corán, que fue revelado en el mes de Ramadán, ordenando a sus seguidores a adherirse a sus enseñanzas y Ahlul-Bait (P).
“Muhammad el Mensajero de Dios y los que con Él están…Así están descritos en la Torá y en el Evangelio” (Corán 49:29).
Y continuando con el día de Mab’az; es decir el inicio de la misión profética de Muhammad (PBUH), debemos también destacar el carácter altruista y místico de este último Profeta de Dios; pues durante los años previos a su misión, Muhammad (PBUH) pasó mucho tiempo en soledad, adorando a Dios, a veces se aislaba de la gente pasando un mes en soledad en una cueva llamada Hira (4). Pero a pesar de esto, no rechazaba a los pobres y necesitados y le daba de comer a cualquier persona que le pedía. Después de completar treinta días en soledad y adoración, regresaba a La Meca, y antes de ir a su casa, realizaba el Tawaf alrededor de la Ka’ba. Y precisamente el Profeta Muhammad (PBUH) estaba en la cueva de Hira cuando comenzó la misión profética y se le revelaron los primeros versículos del Corán. Más tarde, él describió el evento de la siguiente manera:
Gabriel vino ante mí y me dijo: “¡Lee!” Yo respondí: “No puedo leer”. Dijo una vez más: “¡Lee!” Dije: “¿Qué leo?” Dijo: “Lee en el nombre de tu Señor que creó” (96: 1).
De ahí es que en las comunidades shiítas, este día es celebrado todos los años como el Eid al-Mab’az. Cuando el Profeta (PBUH) estaba en la cueva de Hira en la Montaña al-Nur, recibió los primeros versículos de la Sura Al-‘Alaq:
“Recita en el nombre de tu Señor, el Cual ha creado. Ha creado al ser humano a partir de algo que está suspendido. Recita. Tu Señor es el Más Generoso. Es Quien ha enseñado por medio de la escritura, Ha enseñado al ser humano lo que éste no conocía.”(Corán, 96: 1-5)
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Cabe destacar que el Profeta (PBUH), primero contó sobre su profecía a su primo Alí (AS) y su esposa Jadiya (SA), y según algunas narraciones mencionadas en fuentes sunitas y shiítas, Alí (AS) estaba junto con el Profeta (PBUH) en la cueva de Hira, en el momento de la revelación del mensaje divino, y dio fe en el Islam antes de cualquier persona (5); es así que su misión alcanzó un nuevo nivel al invitar a sus parientes al Islam, pues en el mismo año recibió la aleya que decía: “Divulga lo que se te ordena (públicamente) y no te preocupes por los idólatras.” (Corán, 15:94), y tras la revelación de este versículo, su misión se hizo pública y, por primera vez, el Profeta (PBUH) declaró su llamada divina en el bazar ‘Ukaz donde la gente se reunía para el comercio y también para sus actividades culturales, y pese a ser burlado por la gente pagana, él continuó su misión de divulgar el islam verdadero, y es precisamente lo que queremos destacar, pues su pureza, su fidelidad, su veracidad, su bondad con los pobres y odio a la idolatría signan los 40 años de vida del Profeta que precedieron a la Revelación y la designación para la misión profética, con esto estamos comprobando que el día Mab’az, el 27 de rayab, es el punto de partida del Islam, la religión que en sus primeros años tuvo circunstancias difíciles y pocos seguidores; ya que comenzó con su familia, y luego se expandió en todo el mundo y atrajo numerosos corazones, hasta la actualidad que continúa atrayendo a millones más, el comienzo de todo ese cambio crucial es el día del Mab’az.
Y también al respecto el Profeta Muhammad (PBUH) señaló: “Sólo he sido enviado para perfeccionar las nobles cualidades morales”; es decir que el Profeta consideró a la moral como uno de los más importantes valores en los que se basa su Mensaje eterno, ya que Él exaltó toda virtud que eleva al ser humano y anunció una guerra sin cuartel contra toda inclinación malvada o vicio que corrompe la sociedad y que acarrea la destrucción de la moral, y con esto también estamos corroborando que el islam vino a perfeccionar al hombre librándolo de toda arrogancia mezquina donde el poderoso se apropia del más débil.
Por eso se hace de vital importancia recobrar estos valores morales cristalizándolos en hechos; pues este Profeta enseñó a estar siempre al lado de los pobres y los necesitados frente a los opresores, siendo esto paradójico cuando alguno de estos países que se presentan como sus seguidores hoy oprimen a sus propios hermanos como es el caso de la agresión bélica y humana contra Yemen por parte de la monarquía saudita o cuando no se toman los mecanismos de asistencia y protección contra la violación a los derechos de los palestinos, en donde no solo hay musulmanes; sino cristianos y otro tipo de creencias. Siguiendo esa línea esos legados dejados por el Profeta de Dios, Muhammad (PBUH) en la actualidad son poco practicados, pues han cambiado sus posturas; la de ayudar a los oprimidos por el de favorecer a los opresores, porque cuando un grupo de hermanos musulmanes; países y organizaciones internacionales no han sabido aplicar de manera correcta los legados Muhammadianos que en definitiva son los legados que Dios ha establecido en el Corán. A tal fin hoy, se hace urgente pensar y reflexionar sobre la misión profética de Muhammad; pero fundamentalmente poner en práctica las enseñas por sobre los egoísmos y los intereses personales de las monarquías y las logias pro imperialistas y sionistas.
Es en este día de Mab’az, día de la designación del Profeta Muhammad como el último profeta divino, que también debemos reflexionar sobre las políticas de Injerencia Imperialista y Sionista en los pueblos de Abya Yala (Latinoamérica), como en los de Palestina, Yemen, Siria, Irak, Irán, Bahrei, India…, al mismo tiempo que también actualmente esta política de EEUU está alentando la islamofobia, la lucha contra Irán y los shiíes del mundo entero, como lo afirma el Líder de la República Islámica de Irán, el Ayatola Alí Jamenei, “El que las amenazas de sanciones de EEUU tienen sus raíces en la oposición de Irán a las “políticas expansionistas” de los estadounidenses en la región de Oriente Medio y a las “acciones corruptas de las potencias mundiales” (6); pues la actual situación por la que atraviesa el mundo es resultado del control que ostenta la amplia red de los capitalistas-sionistas sobre el mundo, que incluso ha logrado dominar a EEUU, y es en ese sentido que el mundo necesita más que antes entender el significado y la realidad de la designación del Profeta del Islam; pues su mensaje es sin lugar a dudas la respuesta contundente a lo que actualmente se está viviendo en una sociedad capitalista de consumo, carente de espiritualidad, y de valores morales, porque no se piensa en los demás, en los otros, en los más necesitamos.
Notas:
(1) Escritora, Periodista, Profesora e Investigadora Boliviana, miembro de la Asociación de Investigadores en Comunicación y Educación para el Desarrollo (AICED) La Paz-Bolivia.
(2) Raghib Isfahani, Abul-Qasim al-Hussein bin Mufaddal bin Muhammad (2002). Al-Mufradat 1. Beirut: Dar Al-Qalam. p. 132.
(3) Ayatola Yafar Subhani, “La Historia de Mahoma (PBUH), Vida del Profeta Muhammad (PB) e historia de los orígenes del Islam”; ed. Elhame Shargh, Qom, Irán, 2012, p. 98.
(4) Hīrā (en árabe: حراء) es una montaña ubicada cerca de La Meca, donde fue descendida la primera revelación al Profeta Muhammad (PBUH). Esta montaña también es conocida con el nombre de Yabal al-Nur (La Montaña de la Luz). En la época preislámica, el Profeta (PBUH) solía pasar durante cada año mucho tiempo en la cueva de Hira; para aislarse y dedicarse exclusivamente a la adoración, y fue allí donde fue honrado con la Profecía.
(5) Ibn Abi al-Hadid, Sharh Nahyul Balaga, tomo 13, p. 208.
(6) http://archive.almanar.com.lb/spanish/article.php?id=127257