Una política violatoria de los derechos humanos, crímenes de guerra y lesa humanidad que se catalizó a partir del año 1948, cuando colonos sionistas extranjeros, fundamentalmente europeos, parte de ellos de creencia judía, constituyeron horas antes del fin del mandato británico en Palestina, una entidad que llamaron Israel. Una creación falsaria, basada en mitos fundacionales, punta de lanza de los intereses británicos y estadounidenses en Asia Occidental. Se intensifica así un proceso de colonización ocupación del territorio palestino, que significó incluso la previa implementación del llamado Plan Dalet (1) y la posterior expulsión de 800 mil palestinos de sus tierras (conocida en árabe como la Nakba: catástrofe).
Una realidad de dominio sionista, que se concreta gracias al despojo que se comete contra la sociedad palestina, facilitada por la resolución N.º 181 de diciembre del año 1947 (2) que recomendó la partición de Palestina en un Estado judío y otro palestino. Una dádiva sin haber consultado a los verdaderos dueños y habitantes del territorio. La crisis de conciencia de las potencias post segunda guerra mundial (respecto a la pasividad que se tuvo frente a los crímenes cometidos por nacionalsionismo parte de cuyas víctimas fueron europeos de creencia judía) explica en parte este despojo. Se permitió, que mediante una resolución de la ONU, no vinculante se entregará a colonos extranjeros sionistas el 54 % de las tierras.
La sociedad palestina tuvo que pagar por los crímenes cometidos por europeos, sin haber tenido arte ni parte. Una injusticia no reparada y que incluso ha contado con el aval de potencias occidentales como Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña entre otras, que con ese aval ha generado un genocidio del pueblo palestino, la instauración de un régimen de apartheid, destinado a desaparecer como única salida posible.
La colonización y ocupación no se ha detenido, es una realidad que sufre día a día el pueblo palestino, tanto en la Franja de Gaza, Cisjordania como también en Al Quds (Jerusalén) En esta última ciudad, capital eterna de palestina, el sionismo y sus agentes profanan este lugar venerado por 1.600 millones de creyentes del islam. Sobre todo ese escarnio se ha intensificado estos días de Ramadán, donde somos testigos del actuar canallesco y criminal de la soldadesca sionista, ya seas protegiendo a los colonos extranjeros, que irrumpen en el tercer lugar más sagrado del islam, allí en la explanada de las mezquitas. Como también, impidiendo al pueblo palestino visitar este sitio sacro y que puedan hacer de esta asistencia un lugar de reflexión y purificación. Al Quds se mancilla con esa presencia indeseable. Al Quds debe ser liberado de la presencia obscena y delictiva de la entidad sionista.
Ante lo descrito, es fundamental recordar que el día 7 de agosto del año 1979 a pocos meses del triunfo de la revolución islámica de Irán se escucharon palabras y definiciones, que resuenan hasta el día de hoy y que suelo referir en mis artículos, por la importancia y profundidad que poseen: «A lo largo de todos estos años, he advertido a los musulmanes del peligro del ocupante israelí, que estos días ha intensificado sus feroces ataques a los hermanos y hermanas palestinos, y que está bombardeando especialmente las casas de los combatientes palestinos en el Sur de El Líbano para aniquilarlos. Pido al común de los musulmanes del mundo y a los gobiernos islámicos que se unan para acortarle la mano al invasor y a sus partidarios, e invito al conjunto de los musulmanes del mundo a elegir como “Día de Al-Quds” el último viernes del mes bendito de ramadán, que es uno de los días del destino y puede ser decisivo para la suerte de los palestinos y proclamar en manifestaciones la solidaridad internacional de los musulmanes en apoyo a los derechos legales del pueblo musulmán. A Dios altísimo le pido la victoria de los musulmanes sobre quienes lo niegan. Sea con ustedes la paz, la misericordia de Dios y sus bendiciones. Ruhollah al-Musawi al-Jomeini» (3).
Esa fueron las palabras del fallecido líder de la Revolución Islámica de Irán, que han servido de guía para el pensamiento y la acción de defensa, no sólo de la sagrada Al Quds (la santa en árabe), sino para exigir con todos los medios a nuestro alcance la autodeterminación de Palestina, que implica el fin del sionismo en todas sus expresiones de ocupación y colonización establecidas desde el año 1948. Han transcurrido 42 años, desde que el día 7 de agosto del año 1979 donde el Imán Jomeini evidenció un hecho de la mayor importancia en la vida de los pueblos como elemento referencial, por su desarrollo, la autodeterminación en la vida de los pueblos y su libertad: instaurar el Día de Al Quds.
Una conmemoración que representa un movimiento a gran escala que se genera con el fin de dinamizar la solidaridad a favor de palestina y en clara lucha contra el régimen de Israel y aquellos que avalan sus crímenes. Una acción que se ha masificado más allá de la comunidad del islam. Es un Día que llama la atención de la humanidad para que se respeten los derechos del pueblo palestino, que se logre una autodeterminación postergada, frenada criminalmente. largamente postergada. Un grito de respeto, para que se acate la legislación internacional. Una clara denuncia para demoler todos los asentamientos con colonos sionistas existentes en Cisjordania.
No puede haber paz mientras Palestina siga ocupada. No puede haber concordia en Oriente Medio mientras el sionismo siga agrediendo a El Líbano, Siria, Irak, generando alianzas con los enemigos del islam, normalizando relaciones con monarquías corruptas y enemigas de los pueblos como es la monarquía saudí, marruecos, Emiratos árabes Unidos, Jordania y regímenes corruptos como el de Egipto. y se agreda a Yemen. No puede haber paz mientras se siga negando los derechos a musulmanes y cristianos, mientras la segregación, el apartheid, crímenes reconocidos por gobiernos, organismos defensores de derechos humanos y e instituciones como la ONU sigan ocurriendo. la segregación, la tergiversación de la historia y apele a supuestos derechos divinos, para apropiarse de una tierra que no les pertenece e impedir el acceso a los lugares que son sagrados para cientos de millones de seres humanos.
Evocar el Día de Al-Quds representa denunciar y combatir la conducta contumaz del régimen israelí, por aniquilar al pueblo palestino. Hoy, que conmemoramos este día Mundial en favor del carácter sagrado y libre de Al Quds, las palabras del Imán Jomeini se yerguen con más fuerza que antes, sobre todo cuando la alianza imperialismo-sionismo pretende anexar gran parte de Cisjordania, aquella donde se ubican los asentamientos con 650 mil colonos extremistas, el valle del Jordán y territorios al norte del Mar Muerto. Conmemorar el Día Mundial de Al Quds, es traer al presente, en forma permanente, las palabras del Imán Jomeini que hoy más que nunca necesitan ser puestas en práctica. Palestina lo necesita y debemos ser un solo puño, para golpear al sionismo con todas las armas que estén a nuestro alcance.
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